lunes, 25 de mayo de 2009



Cuando me voy de viaje a algún sitio, me vaya una semana o dos días, el tamaño de mi maleta parece ser invariable. Paradójicamente, cuando cambio de casa, el número de bártulos trasportables disminuye. No sé si se debe a un ejercicio de madurez (estoy aprendiendo a distinguir lo útil de lo inútil, lo importante de lo insustancial,cosa que no sé diferenciar en otros aspectos de mi vida) o más bien a la cantidad de ropa, de cd´s y de libros que tengo repartidos y algunos desgradaciadamebnte ilocalizados.

Sea como fuere, me he mudado. A una casa cálida, en el barrio desde el que veo mi anterior ventana.
Comparto salón, cocina, baño, pasillo, salita, aceite, sal, pastas, sartenes varias y pared izquierda con una pedazo de mujer, Inés.

Espero que se me pegue algo de su manera de escribir (ruego intensamente)

A cambio, prometo dar el coñazo con la guitarra.


EXPRESIONISMO

Alguna noche blanca y rencorosa
con el tiempo pasado,
si la mujer de Munch abre los ojos
y el cuadro y la memoria
son objetos de morbo,

si el tiempo y la cabeza se atrincheran en miedo
y, fuera, los relojes,
como perros empiezan a ladrarme,

antes de fabricar
mi propio crucifijo manejable,
intento descubrir
el lado
amable de los clavos.


Inés Toledo.



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2 comentarios:

Santiago Bertault dijo...

Menuda alianza de bichas que vais a hacer :)

Adolfo González dijo...

Peligro.