viernes, 23 de enero de 2009

perdonen este parentésis (ligeramente absurdo)



{Apareciste entre los jerseys de punto de colores a 9,90 euros cuando intentaba buscar una camisa sin darme cuenta que me equivocaba de montón.
Me costó abrirte, no creas, tu pre-cinto era bastante reticente a dejarte libre y podías imaginarte que uno de mis leves pecados es la impaciencia
(creo que pensé en utilizar los dientes).


Pero ahora que te he desempaquetado, me estorbas y te caes del armario cada vez que lo abro para dejar libres a los monstruos que se pasean por la habitación.

Así que para no tropezarnos en el mismo espacio, he aprendido a trepar hasta el techo y ensayo sonidos incongruentes frente al espejo que puedan darte miedo. También me invento palabras, para no poder entendernos.


Sé que no es la actitud correcta,


pero lo peor de todo
(lo peor de todo!)

es que me ha caducado el plazo de devolución.}
*

lunes, 19 de enero de 2009





Ya nunca perderé del todo
el miedo a los perros
por culpa de uno
negro
que quiso morderme los huevos
cuando yo era pequeño.

Ya no podré recorrer europa
con la mochila al hombro
y una foto de mujer sin rostro
en el bolsillo.

Ya no enseñaré el abecedario a mi hijos
para que puedan dejar constancia de las decepciones
que les debo.

Ya no seré el primer astronauta argentino
en pisar la superficie de venus
y plantar en ella la gloriosa bandera
de boca juniors.

Ya no moriré de amor
ni de cirrosis
(los sintomas son bastante parecidos).

Ya no haré una revolución armada
si no me obligan a ello.
Tampoco tengo edad para empezar a creer
en un dios que no me mate.
Se me pasó la hora de lo heróico y lo estúpido
y apenas me queda tiempo
para acariciar recuerdos.

Me creo sabio
sin serlo
porque ya sé
lo que no podré hacer:
me bebí todo ese tiempo
y todavía
me queda un trago
para apagar incendios
mientras me retiro
sin quejas
por la calle mal iluminada de ese barrio
alambrado de sueños
en el que todos duermen
salvo yo.

Y los perros.













{Carlos Salem}







*

domingo, 18 de enero de 2009

cosas que encogen mi corazón arrítmico



Natalia tiene 16 años. Procede de Kivu Meridional y fue reclutada por la RCD-Goma cuando tenía 12 años: «Vivía en mi aldea con mi madre y mis hermanos y hermanas. Un día los mayi-mayi atacaron nuestra aldea. Los soldados robaron todo lo que teníamos. Unos días más tarde, la aldea volvió a ser atacada por la RCD-Goma, que nos acusó de colaborar con los mayi-mayi y proporcionarles comida.

Presencié cómo los soldados mataban a muchos de mis familiares de la aldea y violaban a mis dos hermanas y a mi madre.


»Estaba escondida, pero vi cuántos soldados violaban a mis hermanas y a mi madre. Estaba asustada y pensé que, si me alistaba en el ejército, estaría protegida. Quería defenderme. Una vez en el ejército, aprendí a llevar y a utilizar un fusil e hice guardias nocturnas y diurnas. Era horrible porque yo sólo tenía 12 años y los otros soldados a menudo me golpeaban y me violaban durante la noche.

Un día, un comandante quería convertirme en su esposa e intenté escapar. Me capturaron, me azotaron y me violaron durante muchos días.


»Tuve un hijo cuando sólo tenía 14 años. Ni siquiera sé quién es su padre. Me volví a fugar y esta vez conseguí escaparme. Pero hoy no tengo adonde ir ni comida para el bebé y temo volver a casa porque he sido soldado».






*

domingo, 11 de enero de 2009

uno de prestado








La ciencia es mentira


y tu cuerpo la geometría curva


en la que sucede el mundo.




Con lengua exploradora


avanzo palmo a palmo,


sondeo, palpo, mido, trato


de entender el mensaje


cifrado de tus pecas,


el significado oculto


que duerme entre tus piernas.




Me voy por la tangente,


adoro más que a Dios


las cavidades cóncavas de tus clavículas.







*






{Sergio C. Fanjul, "Otros demonios"}






La foto, Pola de Siero.















miércoles, 7 de enero de 2009








Pienso,
Que si escribiera para desahogarme
sería mejor que probase a correr

y sudar de verborrea y matar mi timidez
y me cansara
más
de lo que te cansas tú.


A veces, tengo miedo.
y sólo echo de menos una cosa:
Tu palabra.


Así que anoto muchas, aunque no tengan sentido
Y me obligo a recordarme que aún
(aún)
sigo aquí por bastante tiempo.

Escribo
para caer en los mismos errores,
por si en algunos de ellos vuelvo a tropezar contigo,

y
sin demostrar nada a nadie
que ya tengo trece años en cada pierna
y medio en algún pliegue de mi ombligo.


Escribo para ocupar algún espacio
perdido
en medio de mis costillas.


Escribo dando pasos en falso
esperando que vuelvas,
para ser niña otra vez
y no renunciar a aullar a la luna.

Pero créeme:
Escribiendo,

no busco justificación.





Y cuando vuelvas, si te decides a volver,


yo


puede


que también esté.










*

Foto del Rocamar, José Suárez López.

lunes, 5 de enero de 2009

ésto ocurrió.







Una estudiante, una chica joven, en el pasillo del cuarto piso de su liceo,
sentada en el borde de una ventana abierta charlando con amigos
en un descanso entre clases;
pasa un profesor y le dice, ten cuidado, te puedes caer,
casi reprendiéndola en broma, te puedes caer,
y la joven, dieciocho, una niña casi, aunque ella no
piense así,
tan brillante como es, la primera de su clase, y hermosa, también, se lo dicen
a menudo,
le sonríe, y se inclina hacia la ventana abierta, que no estaría
abierta si fuera invierno,
si fuera invierno alguien la habría cerrado ya (¡Ciérrala!)
se inclina hacia la ventana, más y más, sonriendo, un poco más,
ocurre todo en menos tiempo que ahora, un instante realmente, y se deja
caer. Se deja caer.

Un impulso, un capricho, sin haberlo pensado antes, casi tampoco
en el momento de hacerlo…
No, más que un impulso, un capricho, la chica sabe bien lo que está haciendo,
la chica lo hace con sentido, quiere decir algo,
porque, se le ocurre justo en ese momento, sea hermosa o no, brillante
o no,
no se siente ella, no es la persona que es realmente, y el motivo, se da
cuenta de repente,
es que todo está demasiado premeditado en su mundo, demasiado
trazado previamente, demasiado planificado,
apenas hay personas auténticas ahí donde está, o si las hay, no es su caso, no
del todo,
un ser suplantado, que vive su propia vida, aparentemente, cuando
piensa en ello,
sabe lo que está perdiendo: gracia, no premeditación sino gracia,
una forma espontánea de estar en el mundo, con gracia.

El peso del mundo sobre mí.
El peso de este yo que adornaba el mundo sin ser de verdad él mismo.
El peso de este yo que llevo a cuestas,
la liberación de todo eso es lo que deseo y lo que obtengo.
Y la chica recuerda, en ese instante infinito que le devuelve tantos otros
instantes,
el dolor que sintió una vez, sin apenas ser consciente de ello, sólo por habitarse
a sí misma.
Sí, la chica se tira, una caída absurda, baja a la tierra con el impulso de atraer
hacia sí todo ese tipo de caídas,
debe entender que es absurdo, aunque la chica cayendo no sea mi yo,
o aunque lo sea, pero un yo que atraigo en mi propia volición hacia mí mismo.
Para siempre. Con gracia. Esto ocurrió.









C. K. Williams. EL ZUMBIDO.







Habeís sido buenos/as?








*

viernes, 2 de enero de 2009

arte de la ensoñación.


Escoger buenas lecturas, reciclar ideas, escribir diarios y cartas, sentarse ante el papel, aprender de los propios errores, mirar al frente, vencer el desaliento, dejarse llevar por la intuición, fijar el símbolo, ser imprevisible, escuchar la propia voz, centrar la acción, evitar falsos rodeos, pulir sombras, dejar puertas abiertas, romper lo lineal, templar el nervio, esforzarse en el arte de la ensoñación, recurrir a la infancia, a lo incierto, a la memoria, explorar nuevos caminos, buscar afinidades, construir casas de día para derribarlas al ponerse el sol, renacer de las cenizas, entusiasmarse, sufrir el oficio, celebrar los avances, llorar sobre el papel, no excederse, no acobardarse, no extinguirse, ver siempre más allá, parar el tiempo, ser arriesgado, concentrarse en silencio, psicoanalizarse, interpretar los sueños, romper folios, liberar complejos, escribir sin prisa, con demora, con tenacidad, tomar notas para conformar la trama, practicar otros registros, encontrar el signo, caminar despacio, avanzar con tiento, llenar de esfuerzo el vacío, ser inaccesible, estudiar el personaje, reencarnarlo, comprenderlo, evaluar sus actos, impacientarse, sosegarse, poetizar el vacío y el dolor, elegir el entorno adecuado, ser conciso, dominar la cadencia y el ritmo, recitar en alta voz, justificar el tono, la pulsión interior, iluminar lo oscuro, soñar con los ojos abiertos, escribir con ellos cerrados, huir de adornos, encarar la soledad, emborronar libretas, perfilar rostros, modelar paisajes, observar con lupa, adueñarse de otras vidas, formular preguntas, sugerir respuestas, dibujar olores, buscar correspondencias, encontrar analogías, subrayar, sincopar, enfatizar, gritar con tino, ensayar distintos tiempos, llegar al más allá, ser consecuente, rechazar poses forzadas, embriagarse de vida, carecer de límites, de metas, de fronteras, dejar fluir el propio caos, olvidar las oscuras golondrinas, prescindir de máscaras para mostrar la verdadera piel, escribir con sangre, impedir que tu existencia se convierta en algo inútil, cargarla de pólvora y apuntar certero al blanco.


Evitar que te alcance la explosión.



Vicente Muñoz Álvarez.






{¿He hablado ahora mismo contigo?
-No.

Entonces he soñado que te contaba que había soñado contigo.}










Foto, Die.



Comenzando el año..........


*