miércoles, 11 de marzo de 2009


















Estoy al borde de ser borde,
me lo noto.
El precipicio crece,
estoy cansada.
Estoy al borde de ser borde,
estoy a punto
de nieve
mucha nieve. Estoy helada.


Estoy al borde de ser borde
y duele mucho.
¡Dios mío, hazme mediocre!
Estoy cansada
de apostarme la vida a cada instante,
de ir desnuda y verter en todo, el alma.


Déjame que me quede aquí
en el medio,
envuelta en celofán,
bien razonada.


Dame mesura, Dios,
dame mesura,
mesura chapucera y cotidiana.


Hazme mediocre, Dios
hazme mediocre.
En vez de corazón
una ensaimada.
Y el alma en tetra-brik
para que dure....


Ten compasión
y hazme desnatada.







Belén Reyes.

*

El ocio, el vino, los
acantilados,
los párpados, los ojos, las
señales,
las orillas, los márgenes,
las faldas
de las colegialas, los
charcos, cada
gota que cae en la
ventana, todo
lo que esconden los
nombres, los amigos,
la soledad, las máquinas,
los chismes
inútiles, la fiebre, el
chocolate,
el amor, la tormenta, el
aire, el brillo
de los cristales rotos,
los balcones
de las casas antiguas, las
esdrújulas,
el vértigo, el silencio, las
bombillas,
la lasaña, la risa, el agua,
el roce
de la piel en la piel, la sombra, el
cielo,
el olvido, las tuercas, la
poesía,
las naranjas, el viento,
los abrigos,
las mentiras y esa vaga
sospecha
de que todo tenía algún
sentido.





Julio Rodríguez, de La luz inesperada



*

martes, 10 de marzo de 2009





*






Patience.

*
Patience. Guns N´Roses.
*

Domingos bajo las sábanas, Carlos Marzal.

Vuelve a la cama y tápame de nuevo,
que aquí bajo las sábanas no hay nada
que pueda hacernos daño. En esta almohada
se encuentra la frontera de los sueños.
Anoche-aunque era sábado-juraste
que en la ciudad, sin mí, no hay aliciente.
No te lo tomo en cuenta, soy consciente
de que hablaban en ti los dioses bares.
Pero si algo de aquello aún está vivo,
por pequeño que sea ya es bastante,
para perder, de ahora en adelante,
esta triste mañana de domingo.
Perderemos el tiempo y perderemos
el uno por el otro la cabeza,
pues la más cierta de cualquier certeza
es que es buena ocasión para perdernos.
Vuelve a la cama ya, tras la ventana
no ocurre nada digno de memoria:
la calle, la ciudad, la misma historia
que ocurre cuando nunca ocurre nada.
La vida en este hotel, no ha de encontrarnos
mientras tú y yo queramos que así sea.
Esa vide que aturde y nos marea
ha de dejar de ser así si nos tapamos.
Las aguas del domingo arrastran lejos
a la ciudad deshecha que nos cerca
y que aún amamos de forma terca
con el afecto idiota de los perros.
¿Quién dijo que cualquier cuerpo fatiga
y aburre, al despertar, por conocido?
Si yo lo dije estaba confundido,
tu cuerpo es la excepción a ese sofisma.
Si no es perfecto, está pensado al menos
para que crezca firme en su interior
esa maldita e inmarcesible flor
del benigno demonio del deseo.
La he llamado maldita porque así
me enseñaron los Padres Dominicos.
Y tenían razón, pues ha hecho añicos
más de un buen nombre y más de un porvenir.
Pero teniendo en cuenta que el buen nombre
ya lo he hechado a perder, y que el futuro
pertenece al azar y es inseguro,
quiero que tu demonio me conforme.
Vuelve y no hagamos caso de la luz.
La noche de ayer aún nos dura.
Nos reiremos de la literatura,
que es un arte menor cuando estás tú.
Ya ves que desvarío, ven aquí
o seguré diciendo tonterías,
y aunque te gusten mis filosofías
vuelve a la cama et qu´on n´en parle plus.
*

Danzig, mother.

domingo, 1 de marzo de 2009

28/2/82






Pequeña, podría contarte tantas cosas...
abrir mi cofre de recuerdos y asustarte y morir unos instantes para saber de tu dolor...
O mejor aún, dejarte entrar en mi cabeza y que fueras tú quien descubriera el secreto...



Vicente Muñoz Álvarez.




sorprendentemente payasa, gracias a todos y todas.



*

Pues eso.





No sé quién soy, y tampoco
si eso me convierte en un extraño.
Siento, reflexiono, deseo, hablo.
Grito a veces consignas
de las que no estoy muy seguro.
Mi aparente contradicción
sólo dice que no existe
tal indecisión en mi conformado ser
inconstante. No sé quién soy.
Borges no es Borges, es otro
y yo también, o tampoco.
Mi voz son muchas voces
y seguro que una de ellas es
la voz real que al afirmarse
sobre las otras, emerge
sacándome de mi duda.
Aunque puedo ser yo y más gente.
Uno de esos enfermos que al preguntarse
y responderse a sí mismos conforman
un diálogo grouchiano.
Ni siquiera sé si creo lo que digo.
No sé si en verdad dudo de quién soy.

No sé si son demasiadas dudas
para un solo poema.







Domingo C. Ayala.


*