martes, 10 de marzo de 2009

Domingos bajo las sábanas, Carlos Marzal.

Vuelve a la cama y tápame de nuevo,
que aquí bajo las sábanas no hay nada
que pueda hacernos daño. En esta almohada
se encuentra la frontera de los sueños.
Anoche-aunque era sábado-juraste
que en la ciudad, sin mí, no hay aliciente.
No te lo tomo en cuenta, soy consciente
de que hablaban en ti los dioses bares.
Pero si algo de aquello aún está vivo,
por pequeño que sea ya es bastante,
para perder, de ahora en adelante,
esta triste mañana de domingo.
Perderemos el tiempo y perderemos
el uno por el otro la cabeza,
pues la más cierta de cualquier certeza
es que es buena ocasión para perdernos.
Vuelve a la cama ya, tras la ventana
no ocurre nada digno de memoria:
la calle, la ciudad, la misma historia
que ocurre cuando nunca ocurre nada.
La vida en este hotel, no ha de encontrarnos
mientras tú y yo queramos que así sea.
Esa vide que aturde y nos marea
ha de dejar de ser así si nos tapamos.
Las aguas del domingo arrastran lejos
a la ciudad deshecha que nos cerca
y que aún amamos de forma terca
con el afecto idiota de los perros.
¿Quién dijo que cualquier cuerpo fatiga
y aburre, al despertar, por conocido?
Si yo lo dije estaba confundido,
tu cuerpo es la excepción a ese sofisma.
Si no es perfecto, está pensado al menos
para que crezca firme en su interior
esa maldita e inmarcesible flor
del benigno demonio del deseo.
La he llamado maldita porque así
me enseñaron los Padres Dominicos.
Y tenían razón, pues ha hecho añicos
más de un buen nombre y más de un porvenir.
Pero teniendo en cuenta que el buen nombre
ya lo he hechado a perder, y que el futuro
pertenece al azar y es inseguro,
quiero que tu demonio me conforme.
Vuelve y no hagamos caso de la luz.
La noche de ayer aún nos dura.
Nos reiremos de la literatura,
que es un arte menor cuando estás tú.
Ya ves que desvarío, ven aquí
o seguré diciendo tonterías,
y aunque te gusten mis filosofías
vuelve a la cama et qu´on n´en parle plus.
*

1 comentario:

Anónimo dijo...

me ha flipado. en serio.